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DANTE Y LAS (MALAS) MUJERES

DANTE Y LAS (MALAS) MUJERES
MJ Marcos
Y cuando llegue ese día, será por culpa de una mujer
Nicolás
El papel de un prologuista es similar al de Virgilio en la Divina Comedia: el poeta romano, como un avispado taxista contemporáneo, guía a Dante Alighieri a través del infierno y el purgatorio para finalmente dejarle en las puertas del paraíso celestial. (Esa sí que era una puerta dura, como la de una disco VIP, y Virgilio, que además iba en sandalias, no pudo entrar al no ser de religión cristiana).
Por mi parte, mi deber aquí es informarles sobre Dante y las (malas) mujeres y dejarles a las puertas de la decisión de entrar o no a su lectura; aunque ya les avanzo que, como reza el Canto Tercero, en el anteinfierno de la Commedia:
Perded toda esperanza, vosotros los que entráis.

Y así será, porque los que crucen el vestíbulo de esta novela de María José Marcos pueden olvidarse de transitar por páginas de lectura sosegada que acaben en un placentero descanso. ¡No!, este no es un libro para tener junto a la valeriana. Muy al contrario, la prosa ágil, sutil y vigorosa de M. J. Marcos enrolará al lector en un sorprendente viaje de emociones y sucesos inesperados, acompañando la experiencia vital del protagonista: Dante Sebastián,un hombre que, pese a su educación en un internado sito en un antiguo monasterio franciscano, con una mente científica y una rigidez moral manifiesta, se ve abocado a una inesperada vida turbulenta sufriendo una vorágine interior de intenso desarrollo erótico.

Hay que señalar que ese lenguaje (amatorio y sensual) está manejado con destreza y eficacia de un modo sincero y directo, escrito con renglones derechos mirando a los ojos del lector. No hay forzados velos de disimulo ni para crear morbo, y aun cuando alcanza niveles de descripción bastante explícitos, nunca pierde la naturalidad ni la elegancia.
Afortunadamente, María José Marcos no ha tenido que sufrir el mismo estigma que Anaïs Nin, Marguerite Duras, Françoise Sagan y otras escritoras audaces… que, por incurrir en el género concupiscente siendo mujeres, fueron etiquetadas de modo cruel.

El título que Marcos ha puesto a esta novela, Dante y las (malas) mujeres es magnífico porque posee el valor de una dualidad poderosa:
1.-La referencia a Dante, un literato icónico. El protagonista recibe el mismo nombre del poeta toscano, por decisión materna, y él mismo halla paralelismos en su biografía.
2.– La figura de la mala mujer. Un activo tan revalorizable como el bitcoin en el mundo latino.
Comentaremos en orden inverso.
Mala mujer
Desde hace mucho, este estereotipo sexual, una mujer envuelta en humo y paillettes, y blindada por su laxa moral sin cicatrices, recorre impertérrito todo el espectro de los géneros literario-musicales: desde la jota de «La Dolores», el bolero ranchero de «La media vuelta», a la «Mala mujer» («Me han dejado cicatrices por todo mi cuerpo tus uñas de gel»), del muy contemporáneo Tangana, llegando en algunos casos a la absolución por duda razonable: «Esa mujer es buena»; «Las malas mujeres no miran así» (en la zarzuela La tabernera del puerto).
Sin embargo, desmontando el cliché y sin caer en el spoiler, las mujeres malas en esta novela ejercen esa inevitable fuerza mediante una ley que un físico de profesión como Dante Sebastián no sería capaz de explicar. «Ellas» no son profesionales del sexo ni pertenecen a círculos oscuros. Por edad, clase social, origen o profesión son diversas, acomodadas, «respetables» y nunca el dinero aparece como factor. ¿Entonces?, ¿qué tienen en común y por qué atraen a D. Sebastián, ese nadador de apariencia imbatible?: ¿la herencia genética?, ¿un registro akáshico?, ¿el karma y su compensación reparadora?, o ¿simplemente una debilidad personal de la que Sebastián, como Segismundo en sus soliloquios de La vida es sueño, se lamenta?
Dante
Juan Varela-Portas de Orduña, del Departamento de Estudios Románicos de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que Dante Alighierien su famoso poema«disecciona, por primera vez en la historia, cómo funciona el deseo en un mundo capitalista». Y es precisamente el deseo, encarnado en esas mujeres que van apareciendo a lo largo de la historia el que hace tambalear esa figura áurea que parece ser Dante Sebastián, el protagonista de la novela, que muy al contrario de ser el macho dominante, y a pesar de contar con todos los atributos de victoris, atraviesa un descenso a los infiernos ¿manejado? por esas féminas de las que yaGiovanni Boccaccio, precisamente el primer biógrafo del poeta Dante, escribió en su tratado Sobre la astucia de las mujeres y que en un momento del relato hacen preguntarse al protagonista de la novela de Marcos: «¿Estoy condenado a sufrir por las mujeres?».
La novela está estructurada en un modo muy cinematográfico y podría convertirse en un filme o en una serie. De momento, ese modo secuenciado es muy de hoy y facilita su lectura que no dudo apasionará a los que hayan decidido adquirir este ejemplar.
Solo queda dilucidar si este relato es un trasunto mitológico en el que Dante, a la manera de Hércules, tiene que atravesar un camino jalonado de arpías enviadas por Zeus o es una metáfora contemporánea sobre la decadencia del varón. Y si son las mujeres las que manipulan a Dante o es este un alma débil a pesar de su apariencia apolínea.



Ahora el libro está en sus manos.
Texto de Jaime Roig de Diego
Escritor y artista multidisciplinar
Fotos de Fco. Javier Rodríguez Barranco
































