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A M O R
El amor no cuesta, el amor no duele, no entiende de edades ni sexos ni géneros, el amor es libre.
El amor…no sé cómo definiría este sentimiento, ¿y vosotros?
Claramente existen muchos tipos de amores, el amor por la familia, por tu mascota, por tus amigos, vecinos, compañeros de trabajo, como figura mitológica etc. pero hoy vamos hablar del romántico, ese AMOR, sí con mayúsculas, que hace que se te acelere el corazón, que sientas mariposas en el estómago, que se te para el tiempo cuando estás con esa personas y que hace que las cosas más simples sean las más espléndidas si las hacéis juntos.
Supongo que cada uno se vale de su propia experiencia, como en tantos otros muchos temas, para poder hablar de amor. Para mí, creo que el amor es el sentimiento más peligroso y bonito de todos, pues estando enamorada se es capaz de todo, lo entregas todo.
Yo creo en el «amor de mi vida» pero pienso que más que de mi vida es un de este momento, hay un amor para cada momento de tu vida, que te enseña algo y que se debe dejar ir sin más esfuerzo cuando la relación ya no fluye.
El amor es precioso, hay que vivirlo, sentirlo y sufrirlo para dar cuenta de ello. Pero debemos exprimirlo al máximo, debemos disfrutar de cada experiencia como si fuera la primera vez que la sentimos o vivimos.
De todas estas versiones del amor son especialistas los protagonistas de las obras que os traemos hoy.
Si de lo que estas en un momento en el que siente el amor como melancolía, tienes que ir directo a Los brazos de Venus, de nuestro querido director, Francisco Javier Rodríguez Barranco. Todo amor pasado es melancólico, siempre que haya sido bueno y siempre que en el desamor haya habido respeto. No hay más referente de este amor que Raffaella Carrá y su cualquier tiempo pasado nos parece mejor.
Simplemente el título de la obra ya me parece atractivo (aspecto también determinante para el amor, pero que dejaremos para otro momento, porque si no me desvío del tema que corresponde). Venus, diosa del amor y de la belleza, da vida a los personajes de esta obra mediante los diversos relatos que la componen. Nos encontraremos con personajes bajo pasiones fugaces con cierta carga erótica y que, como no, recuerdan con esta melancolía de la que hablamos. Pero Venus, la Venus de Milo, no puede abrazarte. Ay.
El amor es un microbio de Enrique Jardiel Poncela. Poncela nos trae una fuente de estilos y composiciones basadas en los quehaceres de Amor (en su forma más representativa de Cupido) desde la intimidad que supone hablar con el corazón en cada palabra que se escribe. En la obra se recopilan piezas breves de teatro, poemas, artículos y cuentos que nuestro autor publicó entre 1923 y 1929 en la revista Buen Humor y Gutiérrez.
Si tenemos que hablar de un amor que no se olvida, ese es el amor imposible. Ese amor platónico que nos hace idealizar más aún a la persona, ese inalcanzable e insaciable que nos lleva a rozar la locura.
No hay obra que lo represente mejor que El hilo oscuro, donde María Rodríguez nos versiona la leyenda del hilo rojo en la historia de amor entre Dante y Viola y de la que este año sacaremos la precuela. Te dejo por aquí el enlace al booktrailer de la obra: https://www.youtube.com/watch?v=HZxaAh98URg
Hablando de amor también tenemos que hablar de desamor. Ahí es donde verdaderamente se deja ver todo lo que hemos sido durante ese tiempo de ensueño. Como bien titulaba Vicente Aleixandre a una de sus mejores obras, La destrucción o el amor. Y es que a veces nos encontramos en medio de esta tesitura; el amor como destrucción de uno mismo (y posiblemente hacia la otra persona). Tenemos aquí Mal estar,de Javier Zúñiga.
En la obra, breve pero intensa, el autor analiza la propia identidad, la relación con la amada siempre acompañándole, y la soledad y la muerte. Oscilando entre la realidad y la fantasía, los sueños y lo palpable (justamente ahí es donde se posiciona el amor, entre los sueños y lo palpable). Lo indudable es que leer Mal estar no nos dejará indiferentes y según nuestro propio estado de ánimo su lectura será totalmente diferente en su huella emocional.
Si algo tiene el amor es la carga erótica, sensual y sexual que lo acompaña. De esta visión del amor nace, de la mano de la unión de varios autores, la obra Vuelta y vuelta. Como bien afirma nuestro director, se trata de «piezas literarias, donde su componente sensual es un elemento más, valga la evidencia, sin tabúes ni dogmatismos». Se habla del sexo sin tabúes, desde diferentes perspectivas.
Este libro abre sin lugar a duda un gran debate ¿sexo sin amor?, al que podríamos añadir ¿amor sin sexo?, ¿es el sexo la base para el amor o el amor para el sexo? Sin duda las respuesta a cada una de estas preguntas es una cuestión íntima de cada persona, lo que está claro y como bien afirman estos autores, pocas cosas son más recomendables que el sexo saludable.
Unida a esta perspectiva del amor, tenemos La mujer menguante donde Petra Desiderata nos abre las puertas al amor pasional. Se nos escenifica el duelo entre el querer y el deber, la pasión y la razón, la cabeza y el corazón. Un libro escrito con lo que nos hace más humanos.
También podemos considerar el amor como reafirmación personal en La mujer de fuego. Si algo he aprendido en mi experiencia con Cupido es en que en el amor nos conocemos a nosotros mismo de una manera íntima la cual no debemos perder de vista, pues es nuestra verdadera versión. Esto es lo que nos trae Cecilia, la protagonista de nuestra obra, en el clímax de su vida, debe enfrentarse a una dura decisión: acabar con ella de una forma elegante o hacer que todo cambie. Se ve la guerrera que vive dentro de cada uno de nosotros y que no debemos olvidar.
Por último, La soledad del diferente de Isabel Anaya Moreno. Esta autora trata de forma extraordinaria el deseo de dos ancianos cuya época condenaba la homosexualidad. Dos ancianos que en sus diálogos fantasean en cómo habría sido su vida en la España actual y que consiguen conectar sus almas, pero que todo se tambaleará en un giro inesperado de acontecimientos.
En definitiva, hay que sentir el amor, que es tan diferente como personas hay en el mundo. Pero siempre hay que tener presente que:
El amor no cuesta, el amor no duele, no entiende de edades ni sexos ni géneros, el amor es libre.
Estrella Parrado